La década del ´30, ya con una destacada población, se desarrolla la actividad comercial, compuesta por almacenes, ferreterías, librerías, mueblerías, corralones de materiales, carnicerías, bazar, acopiadores de aves y huevos, surtidores de naftas, zapaterías, etc. Por el lado de la industria se destacaron la carpintería de Massini Hnos., la herrería de Fauto Bertoni, la fábrica de conservas de Alfredo Klepsch, los hornos de ladrillos y los talleres mecánicos y de automóviles.
Del entusiasmo de aquellas generaciones de hombres y mujeres, de querer construir un futuro mejor para sus hijos, se da el origen del club San Martín, que fue como tantas otros equipos de barrios. La barra de muchachos que hacían comentarios, discusiones y travesuras propias de la edad. Comenzaron a medida que se iba iniciando el escenario de su juego predilecto, el fútbol. Y es que por ese entonces (años 1933 al 35) el fútbol era el deporte favorito de casi todos los jóvenes de nuestro pueblo, y quizás de todo el país. Al principio se pasaba el tiempo en los clásicos potreros y más tarde en algo tan ansiado, como el campo con límites reglamentarios. Pero cabe destacar, que en esos tiempos lo que sobraban eran campos verdes para su práctica.
Fue así como se fue improvisando uno de los equipos (se llamaban también “teams”) de barrios, a fuerza de hacer los famosos picados. Empujados estos “chicos grandes” por el entusiasmo, despertando poco a poco, por el continuo desarrollo de sus habilidades individuales y por la emulación de los jugadores de los equipos profesionales (eran ídolos, Bernabé Ferreira, Roberto Cherro, Fosa, Botasso, el rusito González, Lalín, Seine, Stabile… que nenes!!!), también en esos potreros habían conjuntos que se las traían y las rivalidades motivaban en encuentros que colmaban las canchas sin alambradas, pero canchas al fin. Se hicieron entonces los furiosos desafíos de rigor y fueron desfilando por esos terrenos ubicados entre las hoy denominadas calles Adrogue y Alsina, otros “teams” similares a los que pintorescamente se denominaban “los de caballo”, “los de ventarrón”, “los de tienda San José”,”los del club Burzaco”, “los de Independiente” y otros tantos que se perdieron en el recuerdo.
En los primeros tiempos los arcos eran de ropa amontonada en cada sector, con la lógica del ventajero arquero que siempre trataba que el suyo fuera más chico.
Luego se fueron “agrandando” y esos arcos “sui generis” pasaron a construirse con postes de álamo y cables en función de travesaño.
Y así paulatinamente, sin darse cuenta quizás fue surgiendo la idea que tuvo rápida concreción, cual fue dar a ese equipo que estaba ya gitaneando por los barrios, la categoría de club. Idea que estaba alimentada por dos sentimientos: uno inexpresado, pero latente en esos purretes, de que el mundo giraba alrededor de una pelota de fútbol, amarillita con gajos, que veían hasta en los sueños y que ni el filoso tiento los hacia enquistar con ella, ya que en realidad constituían a todo su mundo espiritual; y otro, fruto de su sentido sano, proclive al deporte, sin dobleces que ese, “su club” iba ser distinto de los demás, que iban a depender únicamente del esfuerzo de sus integrantes con el pensamiento fijo que iba a bastar a sí mismo, sin desvincular nunca la “práctica del deporte por el deporte mismo”.
La pelota, hasta entonces generosamente brindada por algunos de los que disponían de mayor recursos, fue reemplazados por otra adquirida con los pesos juntados afanosamente entre todos, jugadores y primeros socios; y similar situación se provocó con el primer juego de camisetas, cuyo color azul-celeste, se debió a don Eric Smith, quien fue que puso el dinero necesario para su adquisición.
Se buscó entonces el nombre para ponerle al flamante club. Se dieron ideas por doquier, hasta que todos los que estaban en la cosa tuvieron la idea ¿Cuál es el sitio favorito de reunión antes y después de los partidos? Fue la pregunta y la respuesta surgió sola: San Martín (esquina 25 de mayo)-y menos mal que no se les ocurrió el otro nombre, por que sino se hubiese complicado en los cánticos actuales-. Así previstamente salió el nombre de la entidad que hoy todos conocemos.
Alrededor de veinticinco muchachos estaban en el “gran sueño” y de entre ellos salieron los jugadores del primer equipo de cuarta división, quien también, a su vez, integraban la comisión directiva. Triple misión: jugar, ganar y cobrar los recibos… pero también tenían que arreglar la pelota, cortar el pasto de la cancha, marcar con cal las líneas de reglamento, y esto último, muchas veces lo hicieron antes de salir ellos mismos a jugar un partido. Y no falto tampoco quienes generosamente pusieron dinero de su bolsillo por que las “cuotas” de socio no alcanzaban a cubrir los mismos gastos. Todo esfuerzo, todo sacrificio y todo cariño. Es que el motor del entusiasmo, funcionaba a la perfección y lo puede todo en el deporte.
El primer equipo se formó entre todos, alentados por la colaboración de los primeros asociados y constantes animadores, entre los que se recuerda a Muñoz y Vizconti, unidos ellos por distintos motivos, uno por vínculos familiares, otro por amistad y camaradería, otro por simpatía , pero participando en común por amor sin límites con el deporte; fundaron el 1º de mayo de 1936 el club San Martín de Burzaco, ya en forma oficial, cuya norma trazada se ha mantenido en forma invariable hasta hoy: la practica leal de deporte, por la satisfacción y beneficios que pasando y salvo esporádicas inclusiones en el atletismo y el básquet (la asociación de básquet de Almirante Brown cuenta a San Martín entre sus socios fundadores) que desde ya hace muchas décadas se dejó de practicar por diversos motivos, la única actividad que se fue desarrollando ininterrumpidamente en sus 67 años de vida, ha sido el fútbol.
Innumerables encuentros amistosos jalonan su trayectoria y muchos de ellos resultaron inolvidables para quienes tuvieron el placer de presenciarlos. Torneo ínte clubes e internos, se suman a los lances, meramentes amistosos que se fueron cubriendo en todas las etapas.
Entre su más prominentes rivales se encuentran: Nacional de Adrogué, Las Mitas de Longchamps, Olimpia de Lomas de Zamora, Progreso de Temperley y Aconcagua. Todo esto en años lejanos. Más adelante entro a “tallar” la tercera división y el equipo de veteranos, estos últimos enfrentando a las mutuales de Los Andes, Temperley, Banfield, River Plate, Boca Júnior, Lanùs, asociación Argentina de Actores, etc. Muchas figuras que en su momento fueron glorias de nuestro más popular deporte, trayendo con ellos recuerdos imborrables que afloraron en las mentes con el resurgimiento de una época ya pasada, pero que siempre tiene vigencia…
Y volviendo al pasado, para recordar los nombres de aquellos que integraron la primera comisión directiva, como así también la conformación de los primeros conjuntos de cuarta y quinta división.
1ª comisión directiva
Presidente: Juan C. Schulz; secretario: Italia A. Zuchini; tesorero: Néstor Artola; vocales: 1ro, Enfrasio Faglioli; 2do, Raúl A. Crawford; 3ro, Atilio Vizconti; revisores de cuentas: J. Pretarino y R. Lezcano. Hasta 1974 pasaron por San Martín once presidentes. Como ya hemos dicho el primero fue Juan Schulz, posteriormente cumplieron tan importante cargo los señores Horacio Pedroncini, Italo Zuchini, Diego Kavanagah, Jese Quinteros, José Mugica, German Cervio, Horacio Gorrini, Hans Kerwitz, Fidel Montiel y la generación de directivos que afiliaron a San Martín en A.F.A. encabezada como presidente: Luís Celia; vicepresidente: Ramón Amate; secretario general: Jorge Cachaza; tesorero: Marcio Belletro; pro-tesorero: Santos González; secretario de actas: Horacio Gorrini; vocales titulares: Roberto Miguez, Arsenio Carabetta, Alejandro Martín, Segundo Gigliotti y Sixto Abrodos; vocales suplentes: Carlos Miranda, Salvador Gugliotti, Francisco Palavechino y Hanz Kerwitz.
1er. equipo de cuarta división:
A. Bierweth, H. Pedroncini (capitán), A. Coronel, R. Crawford, I. Zucchini, E. Ghersi, Vizcontti, A. Ghersi, A. Marcchi y J. Pestarino. En tanto la quinta división, se conformó en ese entonces con los siguientes jugadores: Waitoller, Sarmiento, Lanzalo, M. Artola (capitán), L. Loray, Duchini, Dicallo, Muñoz, Macri, J. Sionze y R. Pedroncini. Esta quinta división se denominaba “de hierro”, obtuvo en 1937 el torneo organizado por el club Independiente de Burzaco y como dato complementario cabe destacar, que todos los resultados obtenidos en esa competencia, fueron informados por el diario “Tribuna” y una publicación semanal denominada “Páginas”.
En sus socios de acuerdo con las actas labradas en aquella época, se pudo observar el ingreso paulatino pero constante de jóvenes pertenecientes a conocidas familias de Burzaco. Hoy muchos de ellos no estarán entre nosotros, pero los que aun les esta brillando el corazón, tendrán un recuerdo que los retrotraerá a sus jóvenes años cuando estaban en la lucha con la esperanza puesta en ella para el desarrollo de su mejor futuro. Figuraron en esa nomina: E. y P. Gabrielli, R. Buchanan, P. Sellay, Jerónimo Loray, Abel Loray, F. Gil, V. Galluci, R. y E. Lema, J.B. Pazo y la lista sigue. Y también las del bello sexo dieron una nota de sensualidad y dulzura a la inicial etapa que luego se fue prolongando a través del tiempo. Las “chicas” contribuyeron con su parte societaria al agradecimiento de San Martín.
Los dirigentes acompañados por los socios, allá por el año 1938, organizaron un baile para recaudar fondos, el que tuvo como escenario, el viejo cine de Burzaco. Se contrató una típica orquesta de ese entonces, que “rascaba” por los barrios y cuyos integrantes eran de la legendaria tierra de los Ruggerito. Cobraron por su actuación, la frigolera suma de 56$. El baile fue todo un éxito y el club hizo diferencia. Pero al principio, no todo fue fácil. Resulta que muchos de los que llegaron al lugar para mostrar sus bondades de bailarines procedían de Avellaneda, Valentín Alsina, La Mosca y Lanùs al fondo. Pero al llegar a la bonetería, se convertían en respetuosos y dejaban en ella, además de la plata, sus facones, revólveres, navajas y otras yerbas que las llevaban “por defensa personal”… Eso si, si se hubiera armado rosca, entonces la hecatombe de las armas se hubiese producido inexorable. Pero nada paso. Quedo en anécdota, nada más… nada menos.
En el transcurso del año 1954 bajo la presidencia del señor Germinal Cervio, San Martín, a pedido del representante de la sucesión Burzaco, señor José Burzaco, debió abandonar el campo que utilizaba para la práctica del fútbol y que estaba ubicado en las cercanías del arroyo Capeletti. Y ello ocurría por que los propietarios procedieron posteriormente a su loteo.
Nuevamente los “bártulos” afuera y a buscar otro refugio.
Pero ni lerdos ni perezosos, los dirigentes de ese entonces, provocaron lo que sucedería luego, comenzaron a realizar tratativas con un hombre que más tarde pasaría a ser unos de los principales beneficiarios de la institución. Nos referimos a don Francisco Boga.
El nombrado propietario del predio ubicado en Arenales e Ituzaingo y los dirigentes se lo alquilaron. El campo, tenia hasta ese entonces, pronunciados declives y mucho pasto, razón por la que debieron trabajar arduamente los hombres ligados a la institución. Ello ocurrió en 1954, a partir de ese momento San Martín comenzó y luego prosiguió ininterrumpidamente la practica del fútbol en el mismo lugar, hasta que en 1967 ante una buena predisposición del citado Francisco Boga, su señora esposa y con la ayuda y colaboración de todos los socios y directivos, pudieron adquirir el tan preciado predio. La firma del boleto original se llevó a acabo el 7 de mayo de 1967 ante la intervención del escribano publico S. Ochoa, se finiquita la compra del, terreno en la suma de 3.000.000 m$n, del otro lado del escritorio se encontraban el presidente Sr. Luis Celia, acompañado por el secretario y tesorero Sres. Manuel A. J. Fernández y Argentino R. Gallo. Respectivamente, y los miembros de comisión Sres. Hans A. Kerwitz, Ramón Amate y otros, también los Sres. Francisco y Mario F. Boga, vendedores y así terminaron las penumbras en ese aspecto, de San Martín, ya que hasta ese entonces se vio obligado en cinco oportunidades, por los sucesivos desalojos, originados todos ellos por futuras operaciones inmobiliarias de los propietarios. Pero cabe destacar que jamás bajaron la guardia y cada desalojo renacía el entusiasmo para encontrar otro lugar y así sucesivamente hasta lograr la deseada oportunidad de alquilar su propio campo de deportes hecho que causo una inmensa alegría y provoco fe de progreso en la fanaticada “azul”.
Por la década del sesenta San Martín se dedicó a desarrollar eventos deportivos y organización de eventos culturales, para reunir a las familias. Uno de ellos eran las carreras de ciclismo, que se desarrollaban durante todo el domingo con las diferentes categorías que participaban, pero los más recordados eran los torneos relámpagos, a nivel interclubes o de equipos conformados por amigos que quizás se armaban el mismo día. En uno de estos eventos organizados por San Martín, intervinieron varios equipos que llevaron la denominación correspondiente a jugadores de Racing Club, en homenaje al equipo campeón del mundo, obtenido en 1967. El fixture corresponde a los partidos a disputarse fue el siguiente: a las 9:30, Rulli vs Pizutti; 11:00, Perfumo vs. Maschio; 12:00, Cardenas vs Basile; 13:00 Cejas vs. Raffo.
Como muchos recordaran en el club había una cancha de bochas (al costado del actual buffet), que se pasaban los días de distracción y vermú de por medio. Los azules estaban asociados a la Federación Bochas de Almirante Brown, del cual participaban: C.S.D. Mármol, Sportivo Burzaco, Rosedal, Alumni, AltoVerde, Círculo Social, Juventud Obrera, Progreso, 9 de julio, Turdera Sur y Adrogue, entre otros. En la primera fecha en Juventud Obrera del torneo de 1972, debuto quien pasara a ser una figura recordada entre los bochifilos de Alte. Brown … Fidel Montiel… gran bochador… la primera que tiró le pegó al techo de la cancha… el hombre adujo a los nervios del debut y por suerte no decapitó a ningún espectador…
Y llego el día en que se pensó en dejar los torneos regionales, para pasar a los torneos supervisados por A.F.A., y todo comenzó a fines de 1973, cuando los directivos encabezados por Luís Celia informo en el mes de septiembre en una asamblea de socios, que San Martín contaba con la posibilidad de afiliarse a A.F.A. y participar del torneo oficial de aficionados (actualmente la D). Con una respuesta favorable de la concurrencia, se iniciaron las gestiones. Tomaron contacto con el gerente de A.F.A. y el encargado de audiencias, para así poder obtener todos los datos necesarios para hacer una presentación oficial de rigor. De acuerdo a los reglamentos y pedidos de afiliaciones, debería hacerlo San Martín a fines de febrero, principio de marzo y luego la A.F.A. en breves días daría su contestación. Ese era el trámite normal y burocrático. Pero la experiencia indicaba que cuando se hace la entrega oficial de la solicitud, prácticamente debe tenerse ya todo “cocinado”, ya que de lo contrario se Coria el riesgo de una negativa. Pero el titular de nuestra entidad burzaquense, ni lerdo ni perezoso, sabia de entada la situación y comenzó a “mover los hilos”, para no recibir ninguna sorpresa.
Por eso San Martín corría con ventaja, ya que algunos dirigentes de la A.F.A. veían con sumo agrado esta inquietud favorable a San Martín. Dado lo avanzado de las gestiones en A.F.A. y con la debida anticipación de los directivos azules, Luís Celia y Ramón Amate, conversaron el día lunes 2 de octubre de 1973 en una reunión con sus pares del club Brown, a fin de conseguir la posibilidad de jugar los primeros partidos oficiales en la cancha de estos, mientras tanto San Martín haría los trabajos correspondientes para poner la cancha en condiciones reglamentarias. Y como era de suponer la entidad de Adrogue, no opuso ningún obstáculo y por el contrario ofreció amplia colaboración.
Dirigentes y socios comenzaron a acondicionar el campo de deportes, se puso a punto los vestuarios y se procedió al cierre perimetral de la cancha y a alambrar la salida de los vestuarios al fiel en forma de pasillo, a efecto de encuadrarse en las actuales disposiciones de la A.F.A.
Luego de varios meses de intensas gestiones, el esfuerzo puesto de manifiesto por dirigentes, socios y simpatizantes, ha sido coronado con éxito. El 1º de marzo de 1974 con toda la carpeta repleta de antecedentes, fue presentado en la casa mayor del fútbol por los dirigentes azules, en la cual se ofrecieron todos los detalles correspondientes a la vida misma de la entidad de Burzaco, como así también a los fundamentos de sus aspiraciones. A ser aceptado como afiliados para practicar en la temporada 1974 en el torneo oficial. Cumpliendo todos los requisitos previos, el señor Luís Celia, luego de entrevistarse con diversos funcionarios de A.F.A., recibió la grata noticia, que San Martín de Burzaco era aceptado como afiliado a la A.F.A. Con la seriedad que imponía el instante que se vivía, pero con la alegría propia de haber culminado, en forma satisfactoria esta etapa por demás importante, el titular de San Martín se alejo del edificio de la calle Viamonte 1366 de Capital, con destino al sur, a los efectos de comunicar la buena noticia.
Al tomar conocimiento los demás directivos, así como también sus socios y allegados. El entusiasmo hizo eclosión y se vivieron momentos de pleno júbilo, muy justificados.
San Martín ha entrado por la puerta grande, sin ninguna clase de recomendaciones políticas. Lo ha hecho por su propia cuenta, merced a un trabajo serio y eficiente por parte de quienes tuvieron a su cargo esta importante tarea. Por ello el merito es mucho, pero mucho mayor.
El sorteo se realizó el 13 de marzo y la primera fecha se debía jugar con Cambaceres, en Ensenada.
El plantel comenzó a entrenarse a las ordenes de Obdulio Juan (que también dirigió a Los Andes) y preparado físicamente por Víctor Rubio. El sábado 23 de marzo hicieron un amistoso ante Tristán Suárez, en cancha de ellos. San Martín cumplió una excelente faena, y se evidenció una amplia superioridad, ganándoles por 4 a 0 con goles de Sosa-2-, Paniagua y Flores; la formación fue la siguiente: Llorente; Villalba, Galeano, Sosa y Rojas; Dieguez, Santillan y Palau; Viveros, Echenique y Garay. También en el match amistoso participaron las terceras de cada equipo y los de Burzaco ganaron por 3 a 2 con goles de Berthi-2- y Barrios.
La tarde del 30 de marzo de 1974, a las 13:35, partieron los micros fleteado por San Martín para conducir a la Hinchada y jugadores de tercera y primera división, hacia la cacha de Defensores de Cambaceres, en Ensenada. Sin embargo cuando la tercera iba ganando por 3 a 0 y solamente se había disputado 25´ del primer tiempo, la lluvia se hizo, sentir muy fuerte y se debió suspender el cotejo, y posteriormente el encuentro de primera división, para más tarde volver todos al mismo sitio de partida.
El debut se postergo por una semana, a las 16:59 del 6 de abril, el que encabezó el lote fue el capitán azul-claro, con rayas verticales blancas y juntas en cada costado del frente, pantalones blancos y medias azules oscuras, quien lo hizo ante la ovación de sus parciales, y aquí empezó otra historia.
En 1974 el azul no realizó una buena campaña, pero sus hinchas se conformaron con ver a San Martin en torneos oficiales de A.F.A que era lo que tanto anhelaban. En el siguiente año no iba a variar los mucho la presente en el torneos de la primera D. Con altibajo el “Sanma” se fue afianzando en la categoría y en 1976 se clasificó para la siguiente ronda pero volvía a la mala imagen clasificando último en dicho torneo. Pero en este año se pone en condiciones exigidas por A.F.A. el Francisco Boga (vestuarios y perimetrar la cancha) y por primera ves se hace de local en Burzaco contra Gral. Lamadrid ganando por 2 a 0 en la 9na fecha de la ronda inicial, sección sur. De esta manera se deja de peregrinar por todas la canchas del ascenso para ser de local, pasando por Brown (A), Cambaceres, Moron, Lamadrid, Argentino de Quilmes y Cañuelas. El año 1977 pasa sin pena ni gloria por la institución, pero 1978 tenia otro gusto, se clasifica 2do en la sección sur y se hace una satifactoria campaña en la rueda final. 1979 fue otro años para el olvido y arrancando los ’80 empezaría la maquina de hacer goles de la mano del señor Palermo y los hinchas dejarían su garganta al rojo vivo con 5 a 0 y 6 a 1 a Laferrere, 7 a 0 a Yupanqui, 5 a 0 a Piraña, 11 a 0, 9 a 1 y 7 a 0 a Sp. Palermo, 10 a 1 y 5 a 0 a Sacachispas, 7 a 2 a Cañuelas, 7 a 1 a Sp. Barracas, 5 a 0 a Gral. Belgrano, 4 a 0 a Claypole… pero el fin de la era Palermo terminaba y venia la del señor Macedo en 1983, que no era ta apetitosa pero si efectiva y los resultados mandaban, hasta lograr el ansiado ascenso a la primera C. En lo institucional se construye el nuevo buffet levantado por sus hinchas caracterizados. La C fue gusto que duro 2 años volviendo a la primera D y jugando la temporada 1986. Hasta 1996 el azul de grandes campañas y excelentes jugadores pero no lograba el volver a la C y dejando atrás frustradas finales. En 1993 se realiza una gran rifa y se hace el gimnasio llamado actualmente Ramón Amate con una dimensión de 55 metros de largo por 23 metros de ancho, un coloso en la zona sur.
Su estadio esta ubicado en Arenales 520 en Burzaco y tiene capacidad para 3.000 expectadores, con dos populares y una platea. Las dimensiones de la cancha son de 98 x 70 metros.
El estadio cuenta con ese nombre en reconocimiento a uno de los primeros habitantes de la ciudad de Burzaco. Este hombre aparte de ser uno de los primeros en ocupar parte de la ciudad era reconocido y admirado por todos los demás habitantes.
Su Sede Social está ubicada en Arenales 520 (Burzaco) y es en esta sede donde se reúnen deportistas de diversas actividades.